Un tiempo después, mientras paseaban juntas, Frida comenzó a tironear fuertemente su correa porque quería jugar con otros perros. En ese momento Pola se dio cuenta que eran los antiguos amigos de Frida, que también vivían en el parque y que no veía hace mucho tiempo. Su primer amigo es Frenchie, un pequeño perro de grandes ojos que le encanta jugar con la pelota. Acompañándolo estaba Rex, un perro peludo y grande, destacado por sus capacidades de conseguir comida de los humanos gracias a su ternura. Por último, se encontró a Ema, una perrita de pelo largo y despeinado, experta en enterrar huesos.